
Victoria’s Secret volvió a ocupar la pasarela con una propuesta que, busca rescatar su sello de glamour, mientras se adapta a un público que exige variedad y actitud. La noche fue la carta de presentación del nuevo director creativo, Adam Selman, y la sensación general fue de un espectáculo que mira al pasado sin quedarse en el museo.
Lo que vi:
Apertura: Jasmine Tookes caminó embarazada y abrió el show con un look que funcionó como símbolo de la nueva estética inclusiva de la marca, el golpe emocional de la noche.
Música que hizo bailar: Karol G, TWICE, Madison Beer y Missy Elliott transformaron el desfile en un híbrido entre concierto y pasarela; fueron tan protagonistas como las modelos.
Casting inclusivo: atletas, caras nuevas y ex-supermodels compartieron el mismo espacio; Victoria’s Secret juega la carta de la diversidad sin renunciar a su iconografía.

Tendencias claves
El glamour volvió en una versión potenciada: cuerpos con aplicaciones, corsets joyas y texturas metálicas recuperan la idea del brillo como centro.
Maternidad: Ver una futura madre como figura central no es solo una imagen linda, es un mensaje claro sobre la construcción contemporánea de la feminidad y fue un gesto que la moda no suele tener.
Inclusión: El casting mezcló talles, edades, trayectorias y cuerpos atletas; la idea de «ángel» se pluraliza y la pasarela lo reafirma. Este mix resignifica la fantasía VS hacia algo más cercano a todas las mujeres.
Alas y más alas: Las alas volvieron, pero con nuevas formas: versiones artísticas y menos dependientes de plumas tradicionales, en línea con una estética actual.
Sport-chic y lencería: La aparición de atletas y looks deportivos (tops, piezas técnicas combinadas con lencería) confirman que la comodidad ya forma parte del imaginario sexy.
Transparencias y lencería como outerwear: Los encajes y las transparencias dejan de ser solo íntimos y se integran la moda en la calle con un guiño sofisticado y urbano.
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Victoria’s Secret 2025 fue un intento calculado de reconciliación: conservar la teatralidad que la hizo famosa mientras reescribe su historia hacia la inclusión y la relevancia cultural. No todo fue perfecto —hubo cosas repetidas— pero el show probó que la marca puede seguir siendo referente si puede incluir diversidad y la música como motores del espectáculo. Tengo la sensación de que muchas de estas tendencias llegarán rápido a verse en las vidrieras y a la calle.
